En el ámbito académico contemporáneo, el concepto de aprendizaje activo ha surgido como un enfoque pedagógico fundamental en la educación superior. Este enfoque se centra en la participación de los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje, promoviendo la construcción del conocimiento y habilidades a través de la interacción directa con los materiales de estudio, con sus compañeros, bajo el contorno de contextos reales de los diversos sectores, donde gravitan las disciplinas.

La importancia del aprendizaje activo en la educación superior radica en varios aspectos cruciales. En primer lugar, este enfoque fomenta una comprensión más profunda y duradera de los conceptos y temas estudiados. Al involucrar activamente a los estudiantes en actividades como debates, enfrentamiento a retos empresariales y proyectos colaborativos, se facilita la conexión y aplicación de los conocimientos adquiridos en situaciones no hipotéticas, lo que fortalece el desarrollo de sus competencias, tanto genéricas como específicas.

Además, el aprendizaje activo desarrolla habilidades cognitivas superiores, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad. Al enfrentarse a desafíos complejos y trabajar en alternativas de manera colaborativa, los estudiantes no solo consolidan su comprensión conceptual, sino que también adquieren habilidades transferibles que son esenciales para su desarrollo profesional y personal.

Otro aspecto relevante es que el aprendizaje activo fomenta la autonomía y responsabilidad de los estudiantes en su proceso educativo. Al ser participantes activos en su propio desarrollo, los educandos asumen un papel más activo en la gestión de su tiempo, la identificación de sus necesidades de crecimiento y la búsqueda de recursos y apoyos adicionales, lo que contribuye a su desarrollo como aprendices autónomos y autodirigidos.

Además, el aprendizaje activo promueve la colaboración y el trabajo en equipo, habilidades fundamentales en el entorno laboral y social actual. Al participar en actividades grupales y proyectos colaborativos, los estudiantes aprenden a comunicarse efectivamente, a negociar y a resolver conflictos, desarrollando habilidades interpersonales que son indispensables en la vida profesional y cotidiana.

Edgardo Rafael Sánchez Montero

CO-FUNDADOR  LA CASA DEL MAESTRO