La Ciudadanía como posibilidad de Ágora

La lógica cultural del Caribe colombiano y de Barranquilla en particular en torno a la aprehensión de responsabilidades tanto de organismos estatales como de la población civil y del mundo académico,  ha de ser imprescindible por la misma dinámica que hoy refleja la ciudad; pero al mismo tiempo se enfrenta al reto de darle sentido a la escuela desde una lectura de contexto. Lo anterior implica romper con la laxitud ante situaciones que perturben el normal desarrollo de un proceso formativo, es inaplazable el anhelo y derecho de cada uno de los actores tanto de la  nación como de la ciudad, que solicita procesos de intervención para  las instituciones educativas y el deseo para aprender a convivir y trascender ese hecho a través de los procesos de interacción entre iguales como entre aquellos que suelen denominarles  diferentes.
 
Es momento de articular esfuerzos y aprehender el horizonte institucional consagrado en la carta magna de 1991 sobre el tipo de hombre, sociedad y cultura que necesita emanciparse de los códigos de la intolerancia, la indolencia, la insensibilidad, de las etiquetas de vasallos, de siervos o esclavos. Se pretende por tanto realizar procesos de intervención desde la academia para cualificar los procesos de una convivencia democrática y ciudadana; donde se articule lo normativo, lo moral y lo cultural; en síntesis, es la apuesta en escena de una  educación para una Cultura de Paz;  son retos que la educación superior a través de su responsabilidad social, no puede obviar si quiere, realmente, dar respuestas pertinentes  y constructivas a los problemas de convivencia y ciudadanía para el  siglo XXI.
De esta manera, la disposición legal 1620 de 2013, ha de articularse a los  procesos previos de generar ambientes y condiciones  para la mejora de la convivencia pero con beneficio de inventario, ello  es a los  proceso de articulación en competencias ciudadanas, pues se asume que la interacción de los estudiantes ha de fundamentarse bajo unos parámetros comunes que buscan el reconocimiento del otro como persona humana, racional, emocional, ética y psicológica. De la misma manera, las disposiciones contempladas por el decreto 1038 del 25 de Mayo de 2015, por el cual se reglamenta  la Cátedra de la Paz; bajo esa perspectiva,  la escuela  es uno de los escenarios claves para tal propósito, que aprende y es afectiva, que incluye e incorpora la diversidad y es capaz de trascender los comportamientos que perturban el clima favorable en las relaciones y el aprendizaje.
Feb 2022
 
Por: Reinaldo Rico Ballesteros. Líder de Apropiación Social del Conocimiento y DTeI. Universidad de la Costa.

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