La lectura de biografías: algunos aspectos académicos y formativos
Luis Espitia Montes – Jorge Bolaño Truyol
Palabras clave: lectura de biografías, pedagogía, formación.
“Erziehung ist sich erziehen (la educación es educarse)”
Hans-Georg Gadamer, padre de la hermenéutica moderna
Etimológicamente, la palabra biografía proviene de βίος (bios, ‘vida’), y γραφία (graphía, ‘escritura’). Ergo, la biografía es, en palabras sencillas, el texto que trata sobre la vida de una persona. Hasta ahí todo está claro, pero lo verdaderamente interesante de las biografías consiste en el papel potencialmente transformador que tiene su lectura en el ser humano en proceso de formación. En efecto, las biografías son textos o escritos sobre la vida de personajes notables que pueden generar un interés determinante y significativo en la vida académica y profesional de un estudiante.
Al inicio del proceso, el biógrafo siente una especial atracción por el personaje y por ello se dedica a investigar, compilar y sistematizar información sobre su vida y a escribirla luego desde una determinada perspectiva. Es decir, no es la escritura de hechos planos, sino hechos que crean un horizonte de lectura atractivo para quien la sistematiza y para quienes tengan la oportunidad de leerla. Ese horizonte o perspectiva de lectura puede generar un gran crecimiento en los intereses, aficiones y motivaciones verdaderamente cercanas a la vida de un estudiante, de forma tal, que lo pueden llevar a relacionarse consigo mismo y con el mundo que lo rodea de una manera más humana; es decir, socialmente más profunda que lo que suele ofrecer el contenido académico oficial o el currículo tradicional de los colegios.
La lectura de biografías, dentro del amplio y complejo campo de la educación, humaniza en un alto grado, no solamente al estudiante en formación básica, sino también al estudiante de pregrado, ya que ella les permite constatar las virtudes, los vicios, las fortalezas y las debilidades de los grandes personajes. Incluso, cuando leemos biografías, nos convertimos en espectadores privilegiados de las circunstancias, favorables o adversas, en las que los grandes personajes crecieron y se desarrollaron.
Este conocimiento de aventuras, azares, limitaciones, frustraciones, pruebas y luchas constantes, acompañadas de una perspectiva de aproximación al personaje, podría mover profundos resortes del desarrollo humano y social, debido a que nos enseña que el binomio virtuoso del conocimiento y la perseverancia permiten construir los grandes logros de la humanidad.
La lectura de biografías, como ya hemos enfatizado, ofrece un campo fértil para todo ser humano en desarrollo, porque muestra que el esfuerzo, la lucha, la genialidad o las limitaciones con que un hombre se levanta y le permiten crear una obra perdurable o acometer una empresa que trascienda a su época y a sus contemporáneos. En síntesis, la lectura de biografías permite al joven en formación académica y profesional educarse, tal y como lo pregonaba el filósofo alemán Hans-Gorg Gadamer: “la responsabilidad de nuestra educación recae sobre nosotros mismos, es un crecimiento personal y autónomo”.
Un ejemplo notable, lo constituye la biografía Leonardo Da Vinci, de Walter Isacson. En ella, desde la perspectiva de la relación entre arte, ciencia e innovación, se sazonan la vida y vicisitudes de uno de los grandes genios del Renacimiento; de un hombre, cuyas ideas imaginadas, y no del todo realizadas, debido a su afán de perfección, marcaron gran parte del desarrollo técnico, tecnológico y artístico de la era moderna y la contemporánea.
Esta lectura sobre la vida de Leonardo da Vinci y su legado cultural, podría generar un crecimiento y una madurez esencial en un estudiantes que aspire a estudiar artes, matemáticas, ingeniaría o ciencias puras; algo que se logra de una manera más parsimoniosa y menos segura por otros medios. La lectura de biografías podría ser el catalizador que dé a un joven las pautas que esperaba para crecer, desarrollarse y trascender.