Legado de una formaciĆ³n Docente.
En una sociedad donde todo avanza a una velocidad vertiginosa, donde se cree sin beneficio de inventario que todo se fundamenta en la hiperconectividad, pero que cuesta creer que naufragamos en una era del vacĆo, donde prima las manifestaciones egoĆstas, pero tambiĆ©n los fuertes mensajes de alienaciĆ³n que representada esta sociedad. La Ā Ā que dĆa a dĆa se instrumentaliza; ese escenario donde Ā emerge una nueva relaciĆ³n de Ćdolos eminentemente utilitarios en todas esas relaciones sociales. Sin embargo, aĆŗn es posible convivir con lo humano Ā y que mejor escenario que en el hogar y la escuela. En este Ćŗltimo sin menospreciar otras instituciones, se incrementan generalmente las relaciones con el mundo de la vida. La escuela no es solo un escenario para parir ideas, es tambiĆ©n la posibilidad de experimentar sentimientos de agradecimientos a pesar de que la palabra docente, genera en el cerebro de los estudiantes una serie de conexiones de pensamientos, que conduce a recuerdos y momentos. Esta serie de pensamientos son algo negativos, ya que se recuerdan a maestros estrictos, regaƱos, muchas tareas y horarios pesados, sin embargo, para otros, esta serie de pensamientos es todo lo contrario, estos pensamientos son alegrĆa y nostalgia puesto que recuerdan a maestros que ayudaron en su vida y recuerdan sus clases divertidas. (Murillo, 2015). SĆ, efectivamente, tambiĆ©n viaja en nuestros recuerdos las posibilidades para agradecer a ese conjunto de hĆ©roes que configuran un selecto grupo de maestros que trascienden el hecho de costo en su oficio, pues su labor estĆ” enmarcada en el valor. No es tarde para decir y agradecer a ese ser que mirĆ³ mis garabatos del cuaderno, ese que tomĆ³ mi mano y me transmitiĆ³ seguridad, ese maestro que con su ejemplo me impacto mucho mĆ”s que aquel que presentaba toda una cantidad de diplomas en donde se plasmaba un tipo de formaciĆ³n. Ese maestro del ejemplo no solo en el Ć”mbito de lo cognitivo sino en lo estĆ©tico y lo Ć©tico.
La transposiciĆ³n no solo de conocimiento, sino la oportunidad de brindarse como persona para adaptarse a los ritmos de cada uno de mis compaƱeros me sigue inspirando en lo que en un momento el mismo Freire seƱalaba del papel del maestro como intelectual; pues no solo es el cultivo del conocimiento, pues este estĆ” articulado a las emociones y hoy se necesita un maestro que comprenda la necesidad de avance en una sociedad, pero bajo la mirada de hacer una ciencia con conciencia. Ese maestro que nos inspirĆ³ no solo dentro del aula sino fuera de la misma, es decir vernos como sujetos de una comunidad mayor, pero con el talente y la posibilidad de generar proyectos comunes. Nadie ha dicho que sea fĆ”cil hoy dĆa convertirse en maestro, es un reto y un compromiso que se asume cuando se pone el amor por la enseƱanza, la entrega y servicio por el que mĆ”s lo necesita, por pasiĆ³n que hay que suscitar en cada uno de los encuentros, por el esmero de sacar Ć©ticamente adelante a cada estudiante y muchas veces con la complicidad de un par de colegas que dice:
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Con el permiso de los lectores, me permito referir parte de un testimonio personal, de lo que significa para mĆ el impacto de un docente. Este gran impacto en mi vida fue debido a mi maestra de preescolar y mi padre Edgar MartĆnez; gracias a ellos creciĆ³ en mĆ el amor hacia la docencia, lo que posteriormente me llevĆ³ a tomar la decisiĆ³n de ser maestra.
Ā Primeramente, puedo considerar que fue muy importante para tomar esta decisiĆ³n, mĆ profesora de preescolar. En ella evidencie el interĆ©s, su esmero, las ganas, el esfuerzo que a diario mostraba, la dedicaciĆ³n y sobre todo el amor que impartĆa a diario en las clases. Es ese interĆ©s y esas ganas que usaba para impartir todo su conocimiento en niƱos que la veĆamos como un modelo, por su dedicaciĆ³n, buena docente y persona que es. De ella admiraba sus clases, particularmente la forma en cĆ³mo las desarrollaba, las tĆ©cnicas que usaba y sobre todo el tiempo que impartĆa en nosotros, a diario llegaba con juegos, canciones, videos y actividades que por ser niƱos lo vimos divertido, lo que no evidenciĆ”bamos en ese momento es que por medio de eso ella buscaba la forma de enseƱarnos de una manera didĆ”ctica y fĆ”cil para nosotros; el juego es fundamental para el crecimiento del niƱo y que forma parte de su inteligencia ya que por medio de esto los niƱos y niƱas asimilan la ilusiĆ³n de la realidad, dependiendo en cada etapa evolutiva en la que se encuentre el individuo (Jean Piaget, 1956), Ā Poco a poco se generaron preguntas, y crecieron dudas; ĀæPor quĆ© hace todo eso? ĀæCĆ³mo lo hace? ĀæSerĆ” que le gusta? Āæle quitarĆ” mucho tiempo? entre otras. Posteriormente creciĆ³ en mi ese deseo, porque yo decĆa āsi mi maestra hace todo eso por mĆ, porque yo no puedo hacerlo con otros niƱosā; y es en este momento donde comenzĆ³ todo mi nuevo amor hacia esta profesiĆ³n, mi nueva meta, mi nuevo sueƱo; todo lo que hacĆa giraba en torno a lo que quiero, ser maestra. Todas las cosas que realizaba, como jugar, salir, comprar, entre otras, le veĆa el mejor enfoque, el de la educaciĆ³n. Tanto fue el impacto de mi maestra en mĆ, que cada aƱo guardaba cuadernos y lĆ”pices para jugar a ser maestra.
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Autores: Ā Daniela Marcela MartĆnez GarcĆa
Alexa Senior Naveda
Reinaldo Rico Ballesteros.