Más allá de las letras: despertando la pasión por la lectura y la escritura

Las exigencias de la sociedad hoy en día sumergen a los estudiantes en un mundo competente, capaz de desenvolverse y desarrollar sus destrezas y habilidades, para comprender y expresarse de manera clara y coherente. Unas habilidades indispensables para formar completamente todo el proceso formativo y cognitivo de nuestros niños.  Sin embargo, muchos presentan deficiencias que pueden afectar su autoestima, perder la confianza en si mismo, afectando su bienestar emocional y la motivación para aprender. Cuando hablamos que un niño no lee o escribe bien, debemos distinguir a que nos referimos; porque no podemos decir que lo hace mal; solo porque no escribe bonito, no decodifique y que al momento de preguntar lo leído solo diga algunas cosas y no organice ideas claras y completas, sin fijarnos exactamente la intención que tiene el estudiante al momento de leer y escribir.

Lo interesante del caso, es que los chicos comprendan que leer, es un proceso activo de interpretación y comprensión de texto. Que si lo logra podrá entonces escribir de manera correcta. Así como Rubiela (2020) expresa que “si se piensa en la complejidad de la lectura, se puede deducir que su aprendizaje también lo es. Aprender a leer es algo más que adquirir un sistema de representación, e implica la capacidad para usar el lenguaje de manera más consciente, deliberada, formal y descontextualiza pisada.” Desde esta perspectiva pedagógica, el problema del aprendizaje de la lectura y escritura ha sido planteado como una cuestión de métodos. La preocupación de los educadores se ha orientado hacia la búsqueda del “mejor” ó “más eficaz” de ellos, suscitándose una polémica en torno a dos tipos fundamentales de métodos: sintético, que parten de elementos menores a la palabra, y analíticos, que parten de la palabra o de unidades mayores (Emilia Ferreiro, Ana Teberosky, 1991).

Como docente debemos reconocer que enseñar a un niño a leer y a escribir va mucho más allá de llenarlos de conocimientos, de reglas gramáticas. Es la necesidad de formar en ello el deseo de leer, de conocer sus historias, de mirar el mundo que los rodea, plasmarlo y expresarlo de manera clara y coherente. De llevarlos a vivir experiencias gratificantes de comunicación, de creación y formación de su propio aprendizaje, de darles a conocer temas de su interese, expectativas y su propia edad, ofrecerles diferentes recursos novedosos que les inspire amor por estos procesos tan indispensables en la formación cognitiva, emocional y social de un estudiante: la lectura y la escritura.

María Isolina Diaz Carrillo – Estudiante de IV semestre – Licenciatura en Educación Básica

Erick Futo Silva – Coordinador de Área Investigativa

Universidad de la Costa

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