Mixofobia
Jader Igirio Tesillo
Profesor Universidad de la Costa
Esta es “una reacción muy difundida y altamente predecible a la escalofriante, inconcebible y perturbadora variedad de tipos y estilos de vida humanos que coexisten en las calles de las ciudades contemporáneas y en los más comunes de sus barrios”. Su manifestación más pura se encuentra en el impulso constante de los individuos a dirigirse hacia islas de similitud y semejanza en medio del mar colmado de variedades y diferencias, es un miedo cada vez más infundido en la moderna sociedad líquida en el que el “nosotros” se reduce a las afinidades (Bauman, 2007, p.145).
Los mixofóbicos solo y exclusivamente pueden vivir en condominios, por su característica de aislamiento y distancia de la ciudad. El aislamiento implica la separación de los grupos sociales considerados económicamente inferiores, su estructura está diseñada para garantizar la seguridad. Esto involucra vallas y muros en torno al condominio, guardias las veinticuatro horas controlando las entradas y todo un conjunto de servicios y equipamiento destinados a mantener a los demás fuera (Bauman, 2007, p.142).
El miedo a mezclarse, interactuar con otros individuos ha causado una creciente polarización y una ruptura cada vez más completa de la comunicación entre los mundos vitales de las dos categorías de residentes urbanos. Tal como lo sugiere Castells (1989, p. 228) “el espacio de estrato superior está usualmente conectado con la comunicación global y con una vasta red de intercambio, abierta a mensajes y experiencias que abarcan el mundo entero. En el otro extremo del espectro, las segmentadas redes locales, con frecuencia de base étnica, confían en su identidad como el recurso más valioso para defender sus intereses y, en última instancia, su propio ser”.
Los del estrato superior no pertenecen al lugar que habitan, no se mezclan con los del estrato inferior, sus preocupaciones y conexiones flotan en otra parte. Cuanto más tiempo permanecen los individuos en un contexto uniforme, en compañía de otros como ellos con los que pueden socializar mecánica y prácticamente, sin caer en el riesgo de los malentendidos y sin tener que luchar con la necesidad de traducir entre distintos universos de sentido, de una manera más rápida desaprenden el arte de negociar sentidos compartidos (Bauman, 2007).
Estos fenómenos sociales han causado que hoy los jóvenes deban enfrentarse a un mundo social fragmentado y atomizado sin remedio y, por ello, cada vez más incierto e imprevisible. Excluyendo la posibilidad de una seguridad existencial colectivamente garantizada y, en consecuencia, ofrecen pocas opciones para las acciones solidarias, en su lugar, animan a los jóvenes a centrarse en la propia protección personal al estilo de «cada uno para sí mismo».
Referencias
Bauman, Z. (2007). Amor Líquido. Acerca de la Fragilidad de los vínculos humanos. México D. F: Fondo de Cultura Económica.
Castells, M. (1989). The Informational City. Oxford: Blackwell.