Barranquilla ciudad de inmigrantes

A propósito de celebrarse los 210 años de la ciudad de Barranquilla.

Cuando abordamos la historia de las más importantes ciudades del continente americano lo usual es mencionar la fecha y al “conquistador” que la fundó; sin embargo, el caso de Barranquilla es suigéneris puesto que todas las evidencias históricas apuntan a que no fue fundada, si no poblada, podríamos decir que   surgió por “generación espontánea”.

Cuenta el acervo popular, que los indígenas del asentamiento de Galapa llegaron a las riberas del rio Magdalena en busca de agua para sus ganados y se establecieron en las llamadas barrancas de San Nicolás.  Luego fueron llegando gentes de poblaciones cercanas y la naciente urbe se fue poblando lentamente.

El investigador y profesor del Programa de Comunicación Social y Medios Digitales de la Universidad de la Costa, Harold Ballesteros, sostiene que “el origen de esta ciudad podría situarse entre los años 1626 y 1727, en los cuales se llevó a cabo el proceso de construcción de límites, fronteras y bordes que caracterizaron a la ciudad”.

Ya en épocas más cercanas y, (como sucedió en la antigüedad con la Península Ibérica), Por su ubicación geográficamente privilegiada que resultaba muy estratégica se convirtió en un lugar de interés para muchos inmigrantes procedentes de distintas regiones del mundo, principalmente de Europa, Asia y África.

Alemanes, españoles, franceses, ingleses, libaneses, palestino… árabes en general (llamados “turcos” por su actividad económica y por extensión), entre otros arribaron a Barranquilla para quedarse. Es por ello por lo que se puede denominar a Barranquilla como una ciudad de inmigrantes, quienes con sus aportes en todos los ámbitos contribuyeron a darle lustre y renombre a esta gran ciudad hasta posicionarla en el lugar importante que ocupa hoy día en el país.  En muchos aspectos de la ciudad se puede evidenciar la impronta de estas gentes llegadas de lejanas tierras, con especial relevancia vale la pena mencionar la  arquitectura de edificios emblemáticos, el barrio El Prado,  por ejemplo, que es uno de los tesoros arquitectónicos de esta urbe, fue diseñado en 1921 por los hermanos norteamericanos Karl y Robert Parrish, y se construyó entre 1945-1960 como una moderna urbanización de la época, es uno de muchos casos,  la vocación comercial impulsado por su puerto marítimo y fluvial, el sentido de innovación que la llevó a ser pionera en Colombia de la aviación, con la fundación de la   Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos SCADTA,   de la radiodifusión comercial, (impulsada por Don Elías Pellet Buitrago), … Por todo lo anterior fue considerada o denominada en su momento como La Puerta de Oro de Colombia.

Todo ello de la mano de nativos e inmigrantes.

En estos tiempos modernos Barranquilla sigue teniendo ese espíritu de brazos abiertos, su ambiente acogedor, sumado a la espontaneidad y la calidez humana de sus gentes, contagia y seduce a los visitantes, muchos de los cuales se enamoran tanto que con el tiempo repiten aquel estribillo de la canción del gran Joe Arroyo… “en Barranquilla me quedo”

Autor: Álvaro Antonio Orozco Polo, Mg Educación. Universidad de la Costa CUC, docente adscrito al Dpto de Humanidades. Universidad de la Costa CUC.

Coordinador Académico de la I.E.D. Alberto Assa de Barranquilla.

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