Aproximación a la comunicación digital y la Educación.

La comunicación humana ha evolucionado de manera acelerada en las últimas décadas debido a los avances tecnológicos. Una de las transformaciones más significativas es la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en las dinámicas de interacción social, especialmente en entornos digitales. En este contexto, las redes sociales de apoyo, entendidas como los vínculos que proporcionan soporte emocional, informativo y tangible, han experimentado una reconfiguración. Aunque estas redes han sido históricamente fundamentales para el bienestar psicológico y social de los individuos, la introducción de la IA en plataformas digitales plantea un desafío: ¿pueden las interacciones mediadas por algoritmos replicar o reemplazar el papel de las conexiones humanas tradicionales?

Este trabajo explora cómo la IA impacta en las redes sociales de apoyo, con especial énfasis en las tensiones generadas entre los procesos humanos de comunicación y las mediaciones algorítmicas. A través de un análisis crítico, se argumentará que, si bien la IA facilita ciertos aspectos de la comunicación, su uso indiscriminado también puede debilitar la autenticidad, la empatía y la reciprocidad en las relaciones interpersonales.

Las redes sociales de apoyo se refieren a los sistemas de relaciones interpersonales que proporcionan recursos psicológicos, emocionales o materiales a los individuos. Según diversos estudios en psicología social, el soporte social se divide en varias categorías, como el apoyo emocional (escucha activa, empatía), el apoyo instrumental (asistencia práctica) y el apoyo informativo (consejos, orientación). Estas redes son esenciales para la resiliencia individual y colectiva.

La inteligencia artificial, definida como sistemas diseñados para imitar procesos cognitivos humanos como el aprendizaje, la toma de decisiones y el procesamiento del lenguaje, ha ganado protagonismo en las interacciones digitales. Plataformas como chatbots, asistentes virtuales y algoritmos de recomendación están diseñadas para mediar, facilitar y, en algunos casos, sustituir las interacciones humanas.

La mediación comunicativa es el proceso por el cual un agente externo (tecnológico o humano) influye en la forma en que se intercambia la información entre los participantes de un acto comunicativo. En el caso de la IA, la mediación no es neutral; los algoritmos están programados con sesgos, priorizando ciertas formas de interacción mientras desincentivan otras.

La inteligencia artificial ha transformado profundamente la manera en que nos relacionamos y comunicamos. Herramientas como los asistentes virtuales (por ejemplo, Alexa o Siri) y los algoritmos de mensajería (como los de WhatsApp y Facebook Messenger) han facilitado la inmediatez en las interacciones. Sin embargo, también han introducido un elemento de automatización que afecta la calidad de la comunicación.

Los sistemas de IA, aunque efectivos para manejar tareas prácticas, carecen de la capacidad de comprender verdaderamente la profundidad emocional de las interacciones humanas. Por ejemplo, un chatbot diseñado para proporcionar soporte emocional puede seguir un guion programado, pero no es capaz de experimentar empatía genuina. Esto puede llevar a una desconexión emocional en las interacciones digitales, especialmente cuando los usuarios recurren a estas plataformas en busca de apoyo social.

Las redes sociales de apoyo han migrado en gran medida al entorno digital, donde la IA juega un papel crucial. Plataformas como Facebook, Instagram y X,  han implementado algoritmos para personalizar las experiencias de los usuarios, seleccionando qué contenido mostrar según patrones de comportamiento.

Aunque estas herramientas pueden fortalecer ciertas conexiones al facilitar el contacto frecuente entre individuos, también pueden generar dinámicas problemáticas. Por ejemplo, el diseño algorítmico prioriza interacciones de alto impacto (como publicaciones polémicas o emocionales), lo que puede distorsionar la percepción de las relaciones y fomentar interacciones superficiales en lugar de vínculos profundos y significativos.

Además, la dependencia de las redes sociales para mantener las relaciones puede reducir el esfuerzo invertido en interacciones cara a cara, que son fundamentales para el desarrollo de la confianza y la reciprocidad en las redes de apoyo.

La integración de la IA en las redes sociales ha generado tensiones significativas entre las necesidades humanas de conexión auténtica y los objetivos comerciales de las plataformas tecnológicas. Los algoritmos están diseñados para maximizar el tiempo de uso y el compromiso de los usuarios, lo que a menudo va en detrimento de la calidad de las interacciones.

Por ejemplo, las plataformas suelen recomendar contenido que refuerza las creencias preexistentes de los usuarios (el llamado «sesgo de confirmación»), lo que limita la diversidad de perspectivas y puede aislar a las personas dentro de burbujas informativas. Esto no solo afecta la calidad del soporte social que se obtiene a través de estas plataformas, sino que también puede exacerbar problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.

Asimismo, la presencia de la IA en la mediación comunicativa plantea preguntas éticas sobre la privacidad y el consentimiento. Los usuarios suelen desconocer cómo se utilizan sus datos para influir en las interacciones, lo que genera una dinámica de poder desigual entre las empresas tecnológicas y los individuos.

La crisis entre las redes sociales de apoyo y la inteligencia artificial como mediaciones de interacción comunicativa refleja una tensión más amplia entre la tecnología y las necesidades humanas fundamentales. Si bien la IA ha demostrado ser una herramienta poderosa para facilitar la comunicación, su implementación en las plataformas digitales a menudo prioriza la eficiencia y la rentabilidad sobre la autenticidad y la profundidad de las relaciones humanas.

Para abordar esta crisis, es crucial desarrollar enfoques más éticos y humanistas en el diseño de sistemas de IA. Esto incluye garantizar que los algoritmos estén diseñados para fomentar interacciones significativas y auténticas, en lugar de simplemente maximizar el tiempo de uso. Además, es fundamental educar a los usuarios sobre el impacto de la IA en sus redes sociales y promover prácticas que equilibren el uso de tecnologías digitales con interacciones cara a cara.

En última instancia, el futuro de las redes sociales de apoyo en la era de la inteligencia artificial dependerá de nuestra capacidad colectiva para integrar la tecnología de manera que potencie, en lugar de reemplazar, las conexiones humanas esenciales.

Docentes invitados.

Ana Maria Miranda Tapias. Coordinadora de formación Integral, vinculada a la Institución Educativa Departamental Rural de Cantagallar (Piñón- Magdalena)

Reinaldo Rico Ballesteros. Docente Institución Educativa Oficial Ondas del Caribe. (Santa Marta) Adscrito al área de Ciencias Sociales (Historia, filosofía, economía y política)

 

Referencias

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