Basado en el artículo científico titulado: "Entre la utopía y la esperanza: educación para un nuevo mundo. Imperativos éticos urgentes"

Publicado en la Revista de Filosofía de la Universidad del Zulia

Este artículo parte de una preocupación ética y filosófica por el rumbo que ha tomado la educación en el contexto latinoamericano, especialmente frente a las múltiples crisis sociales, políticas y económicas que atraviesan nuestras sociedades (Hernández et al., 2021). Desde esta perspectiva, los autores proponen repensar la educación desde una óptica crítica, inspirada en la pedagogía de Paulo Freire (2005), y articulada con los movimientos sociales emergentes que surgen como respuesta a las múltiples formas de exclusión.

Los autores argumentan que los movimientos sociales no solo son manifestaciones de protesta, sino también espacios de producción de conocimiento y nuevas formas de educación popular. Estas luchas, que se dan principalmente en territorios históricamente marginados, cuestionan las lógicas del sistema capitalista (Dussel, 2015) y buscan reconfigurar las relaciones de poder a través de una educación transformadora. Se insiste en que, más que nunca, es urgente atender a una serie de imperativos éticos que deben orientar la práctica pedagógica: la dignidad humana, la solidaridad, el respeto por la diferencia, la justicia social y la emancipación.

Uno de los puntos centrales del artículo es el vínculo entre la educación y la esperanza. Aquí se retoma a Freire (2005) no solo como un pedagogo, sino como un pensador de la esperanza, entendida no en un sentido ingenuo, sino como un motor para la acción y la transformación social. La utopía, en este sentido, no se ve como un ideal inalcanzable, sino como una guía que moviliza la imaginación y el compromiso ético del educador y del educando. En línea con esto, Giroux (2020) señala que la pedagogía crítica debe asumirse como un proyecto de resistencia ante los discursos hegemónicos, donde la esperanza se convierte en un acto de rebeldía frente al fatalismo neoliberal.

También se hace énfasis en la calle como nuevo escenario pedagógico. Ya no es solo el aula el lugar donde se aprende, sino también la plaza, la marcha, el foro comunitario, los medios alternativos. Estos nuevos espacios permiten que emerja una pedagogía desde abajo, desde la experiencia vivida y compartida (Hernández et al., 2021), lo cual contrasta fuertemente con la lógica bancaria de la educación tradicional. Giroux (2020) añade que estos territorios de lucha son fundamentales para una educación que cuestione las estructuras de poder y fomente la agencia colectiva.

La educación hoy en día está llamada a trascender la monotonía del aula tradicional y convertirse en una experiencia dinámica que motive al estudiantado a desarrollar su creatividad y capacidad de adaptación frente a los nuevos desafíos que enfrenta el sector educativo.

El texto concluye con una invitación a construir una educación para un nuevo mundo, basada en una ética de la corresponsabilidad y del cuidado colectivo. La educación, desde esta óptica, se convierte en un acto profundamente político y ético (Dussel, 2015), donde enseñar no es solo transmitir contenidos, sino formar sujetos críticos capaces de resistir, soñar y actuar para transformar su realidad.

De igual forma, es fundamental que estos individuos se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades, barrios y entornos cotidianos, de modo que la educación se consolide como una herramienta de transformación social efectiva, capaz de incidir en todos los niveles socioeconómicos y de coexistir de manera orgánica con la vida diaria.

Ante los retos complejos del mundo contemporáneo, la educación no puede seguir siendo un espacio estático ni ajeno a la realidad social. Es urgente repensarla como un proceso vivo, ético y liberador que no solo forme estudiantes competentes, sino ciudadanos críticos, creativos y comprometidos con el cambio. Para lograrlo, se requiere una pedagogía que rompa con la pasividad del aula tradicional y abrace la diversidad de contextos, saberes y voces que habitan nuestras comunidades. Apostar por una educación transformadora implica reconocer su potencial como herramienta para construir una sociedad más justa, equitativa y humana, donde el aprendizaje dialogue con la vida cotidiana y promueva la esperanza como motor de acción colectiva (Freire, 2005; Giroux, 2020).

Jannys Hernández Ureche
Profesor Tiempo Completo
Departamento de Humanidades

Referencias bibliográficas

  • Dussel, E. (2015). Filosofía de la liberación en la era de la globalización y la exclusión. Editorial Trotta.
  • Freire, P. (2005). Pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.
  • Giroux, H. (2020). Pedagogía crítica en tiempos oscuros. Ediciones Morata.
  • Hernández et al. (2021). Entre la utopía y la esperanza: educación para un nuevo mundo. Imperativos éticos urgentes. Revista Venezolana de Filosofía.
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