Compromiso del profesor desde la perspectiva del uso de los resultados de la evaluación del aprendizaje.
Marcial Conde HernƔndez
El compromiso del profesor, entendido como la implicación activa, reflexiva y ética en los procesos de enseñanza y aprendizaje, se revela como un pilar fundamental para el desarrollo educativo integral. Desde esta perspectiva, cobra especial relevancia el uso que el profesor hace de los resultados de la evaluación del aprendizaje, no como un mero instrumento de medición, sino como una herramienta formativa, estratégica y orientadora que retroalimenta su prÔctica pedagógica.
La evaluación, en tanto proceso sistemĆ”tico de recopilación, anĆ”lisis e interpretación de evidencias sobre el aprendizaje de los estudiantes, permite al profesor identificar avances, dificultades y Ć”reas de mejora, favoreciendo asĆ una toma de decisiones mĆ”s pertinente, justa y adaptada a las necesidades del aula. No se trata Ćŗnicamente de asignar calificaciones, sino de comprender profundamente los significados detrĆ”s de los datos obtenidos, reconociendo patrones de desempeƱo, brechas en la comprensión y potencialidades por desarrollar. En este sentido, el compromiso profesoral se manifiesta cuando se asume una postura crĆtica y proactiva frente a los resultados, utilizĆ”ndolos para rediseƱar estrategias didĆ”cticas, diversificar recursos, flexibilizar enfoques y personalizar la atención educativa.
Como seƱala Casanova (2011), āla evaluación del aprendizaje no debe ser entendida Ćŗnicamente como un mecanismo para calificar, sino como una oportunidad para mejorar los procesos de enseƱanza y aprendizaje, siendo el docente un actor clave en la interpretación y utilización de sus resultadosā. Esta responsabilidad implica tambiĆ©n la disposición a cuestionar su propia prĆ”ctica, a indagar nuevas metodologĆas y a mantener un diĆ”logo constante con sus estudiantes, colegas y el contexto educativo. AdemĆ”s, el uso Ć©tico y responsable de los resultados de evaluación refuerza la transparencia del proceso formativo y promueve una cultura escolar centrada en la mejora continua.
AsĆ, el compromiso del profesor va mĆ”s allĆ” del cumplimiento tĆ©cnico de aplicar pruebas o entregar informes: se convierte en un acto de corresponsabilidad pedagógica con el desarrollo humano y cognitivo de los estudiantes. Imbernón (2006) afirma que āel compromiso docente se manifiesta en la responsabilidad profesional de reflexionar sobre la propia prĆ”ctica y tomar decisiones informadas a partir de evidencias como los resultados de la evaluación, con el fin de favorecer el aprendizaje de todos los estudiantesā. Por tanto, al integrar los resultados de evaluación como insumos significativos para la planificación y la reflexión pedagógica, el profesor no solo enriquece su quehacer profesional, sino que fortalece su rol como agente transformador de la educación, articulando la evaluación con la equidad, la inclusión y el aprendizaje significativo.
En Ćŗltima instancia, el compromiso docente desde esta óptica no solo se mide por lo que enseƱa, sino por cómo escucha lo que el aprendizaje de sus estudiantes le revela, cómo responde ante ello y cómo se compromete con dedicación y sentido crĆtico en la mejora continua del proceso educativo.
