El Aula Como Laboratorio: Aprender Haciendo Desde La Ingeniería Industrial
—Profe, ¿de verdad esto es como en una empresa? —pregunta uno de los estudiantes mientras ajusta una hoja con el diagrama de flujo en su mesa de trabajo. El ambiente es distinto: hay movimiento, debate, ideas sueltas que toman forma. No es una clase magistral. Es una simulación. Y esa pregunta resume el valor de convertir el aula en un laboratorio de experiencias.
La ingeniería industrial tiene una particularidad poderosa: es una carrera profundamente práctica. Aunque el análisis, la teoría y los modelos son fundamentales, su verdadero potencial se activa cuando se aplican a situaciones reales. En este sentido, el aula no puede limitarse a la transmisión de fórmulas o a la memorización de conceptos. Debe ser un espacio donde se ensaye, se diseñe, se simule y se cree. Un lugar donde se cometa errores y se aprenda de ellos.
Aprender haciendo no es una técnica nueva, pero su aplicación consciente en la formación profesional es cada vez más urgente. Convertir el aula en un entorno activo de aprendizaje permite que los estudiantes se apropien del conocimiento desde la vivencia. Diseñar una línea de producción en miniatura, modelar una mejora de procesos con software especializado, simular un sistema logístico o analizar datos reales de una empresa local son actividades que no solo despiertan interés, sino que desarrollan habilidades esenciales como la toma de decisiones, la colaboración y la adaptación al cambio.
Este enfoque experiencial tiene impactos positivos comprobados. Según Kolb (2023), el aprendizaje es más efectivo cuando integra la experiencia concreta, la observación reflexiva, la conceptualización abstracta y la experimentación activa. Es decir, cuando los estudiantes hacen, piensan, conceptualizan y vuelven a hacer, el conocimiento se arraiga de forma más profunda y significativa.
En carreras como Ingeniería Industrial, esto se traduce en ejercicios integradores que aborden problemas de forma sistémica. Por ejemplo, al analizar una situación de cuello de botella en una empresa, los estudiantes no solo deben identificar causas y proponer soluciones, sino también evaluar el impacto financiero, el efecto en el clima organizacional y la viabilidad de implementación. Esta mirada multidimensional no se logra solo con teoría, se logra al vivir el problema, al asumir roles, al ensayar caminos.
La Universidad de la Costa ha impulsado esta visión mediante el desarrollo de proyectos de aula, el uso de herramientas digitales, la articulación entre asignaturas y el contacto con el entorno. Cada vez más docentes integran simulaciones, estudios de caso, metodologías activas y recursos tecnológicos para construir un ambiente de aprendizaje donde el estudiante pueda actuar como ingeniero desde la universidad.
Sin embargo, transformar el aula en laboratorio no depende solo de metodologías o recursos. También requiere una actitud diferente por parte del docente y del estudiante. Se necesita una pedagogía del ensayo, del error, de la pregunta constante. Se requiere generar confianza para experimentar, fallar, corregir y mejorar. Implica, además, repensar la evaluación: valorar los procesos tanto como los resultados, reconocer la participación, el esfuerzo, la reflexión crítica y la capacidad de adaptación.
Este enfoque también prepara a los estudiantes para el tipo de empresa que los espera afuera. En un mundo donde los cambios son constantes y donde se valora la capacidad de aprender y adaptarse, los profesionales que hayan desarrollado estas competencias durante su formación tendrán una ventaja real. No serán solo ejecutores, serán solucionadores de problemas, creadores de alternativas, líderes de cambio.
El aula como laboratorio es una invitación a salir del esquema de “enseñar para el examen” y pasar a “formar para la vida profesional”. No significa dejar atrás la teoría, sino resignificarla a través de la acción. Y eso, para un ingeniero industrial, marca la diferencia entre saber cómo se hace algo… y saber hacerlo.
Autora: Nileth Acuña Jiménez
Bibliografía
- Kolb, D. (2023). Experiential Learning in Higher Education: A Contemporary Approach.
- Universidad de los (2022). Entornos de aprendizaje activo en ingeniería. https://educacion.uniandes.edu.co
- Schön, A. (2021). El profesional reflexivo: cómo piensan los profesionales que actúan. Paidós.
- Universidad de la Costa. (2023). Prácticas pedagógicas transformadoras en ingeniería. https://www.cuc.edu.co
