El consumismo como Tipo Ideal
Jader Igirio Tesillo
Profesor Universidad de la Costa
El consumismo puede ser usado como un tipo ideal (desde la explicación que Weber da este término en su obra: economía y sociedad), esto es, una herramienta para analizar a la sociedad de consumidores que es influida por una fuerza externa que desarrolla en sus individuos la capacidad esencial de querer, desear y anhelar; estableciendo al mismo tiempo los parámetros específicos de estrategias de vida determinadas y así manipular de otra manera las probabilidades de elecciones y conductas individuales (Bauman 2007).
Este tipo ideal llamado consumismo se diferencia del concepto consumo porque mientras éste es un rasgo y una ocupación del individuo humano, el primero es un atributo de la sociedad. Pone en juego la dualidad deseo/necesidad convenciendo al individuo, a través del reclamo publicitario (Habermas, 2016) que es la misma realidad, con el advenimiento de productos que vienen de fábrica con obsolencia incorporada. De esta manera el individuo vuelve necesidades aquellos deseos producidos en la interacción interpersonal. Al respecto, Bauman (2007) afirma lo siguiente:
“Se puede decir que el consumismo es un tipo de acuerdo social que resulta de la reconversión de los deseos, ganas o anhelos humanos (si se quiere neutrales respecto del sistema) en la principal fuerza de impulso y de operaciones de la sociedad, una fuerza que coordina la reproducción sistémica, la integración social, la estratificación social y la formación del individuo humano, así como también desempeña un papel preponderante en los procesos individuales y grupales de autoidentificación, y en la selección y consecución de políticas de vida individuales” (p.47).
El consumismo, entonces, se adueña de la vida pública, para crear nuevas formas de interacción social mediadas por la economía, en la cual el consumidor primero es producto. Podemos hablar de una cultura consumista que hace parte de ese flujo del poder en el sistema social. Esta cultura consumista promete al individuo un status en la publicidad, en la medida que éste se mantenga a la delantera en “el pelotón de la moda” (Bauman 2007, p.115), esto es, en el grupo de referencia. No estar a la moda tiene como consecuencia una sucesión de rechazos, de exclusión de los grupos sociales.
Referencias
Bauman, Z. 2007. Vida de Consumo. México D. F: Fondo de Cultura Económica.
Habermas, J. 2016. Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública. España: Editorial Gustavo Gili, SL.