En el ABP, el rol del docente se transforma profundamente, pasando de ser el transmisor de conocimiento a ser un facilitador del aprendizaje. Este enfoque requiere que los educadores diseñen situaciones problemáticas que sean desafiantes, pertinentes y abiertas a diferentes soluciones, de modo que los estudiantes puedan explorar y desarrollar diversas formas de abordar el problema. A lo largo del proceso, los docentes deben proporcionar guía y retroalimentación constante, sin imponer soluciones, permitiendo que los estudiantes tomen un papel activo en la construcción de su aprendizaje. Además, se destaca la importancia de la evaluación formativa en el ABP, ya que permite observar el progreso del estudiante a lo largo del proceso, ajustando las estrategias pedagógicas según sea necesario. Los educadores, por tanto, desempeñan un papel crucial en la creación de un ambiente de aprendizaje colaborativo, estimulante y reflexivo que favorezca la resolución efectiva de problemas.

Edgardo Rafael Sánchez Montero

Cofundador Centro de Investigación – La Casa del Maestro-