Más Allá del Bachillerato: El Potencial Estratégico de la Educación Terciaria en Colombia
En el contexto colombiano, la educación terciaria representa una de las herramientas más poderosas para cerrar brechas sociales, dinamizar el desarrollo económico regional y fortalecer el tejido productivo del país. Sin embargo, a pesar de los avances normativos y programáticos, su alcance y calidad aún enfrentan retos estructurales. Potenciar este nivel educativo —que abarca tanto la educación superior universitaria como la técnica y tecnológica— es hoy una prioridad inaplazable.
La cobertura de la educación terciaria en Colombia ha crecido en las últimas décadas, pero de manera desigual. Mientras en las grandes capitales el acceso puede superar el 60%, en regiones rurales o con menor desarrollo institucional, los índices siguen siendo bajos. A esto se suma la alta deserción estudiantil, que en muchos casos obedece a factores económicos, barreras académicas, desarticulación entre oferta educativa y contexto laboral, y ausencia de acompañamiento integral.
El fortalecimiento de la educación terciaria requiere un enfoque sistémico. Es necesario consolidar políticas públicas que promuevan la equidad territorial, la financiación adecuada, la calidad académica y la pertinencia curricular. La articulación entre instituciones de educación media, técnica, tecnológica y universitaria debe ser fluida, con trayectorias flexibles que permitan el tránsito formativo sin rupturas ni redundancias.
Uno de los pilares para potenciar la educación terciaria es la integración con el sector productivo. Las instituciones deben dialogar con el entorno económico y social para diseñar programas que respondan a necesidades reales, que formen no solo profesionales, sino ciudadanos capaces de resolver problemas locales con soluciones innovadoras. La formación por competencias, el aprendizaje basado en proyectos y los sistemas de educación dual son estrategias clave para lograr este propósito.
Adicionalmente, es urgente invertir en la formación y cualificación del cuerpo docente, expandir las redes de investigación aplicada, y fortalecer el ecosistema de innovación en las instituciones. La educación terciaria no puede reducirse a la transmisión de contenidos, sino que debe ser un espacio para la creación de conocimiento, la movilidad social y el desarrollo sostenible.
Colombia no logrará consolidar un modelo de desarrollo inclusivo si no transforma su modelo educativo postsecundario. Apostar por la educación terciaria es apostar por un país más equitativo, competitivo y resiliente. En esa apuesta, se juega buena parte del futuro nacional.
Edgardo Rafael Sánchez Montero
Cofundador Centro de Investigación – La Casa del Maestro-
