Restitución de derechos en el marco de los manuales de convivencia: una aproximación desde los cuatro pilares de la educación
Mg. Rober de Jesús Miranda Acosta
Universidad de la Costa
Institución Educativa Politécnico de Soledad
La educación, según Jacques Delors, se sostiene sobre cuatro pilares fundamentales: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Estos principios, aplicados a la gestión de la convivencia escolar, ofrecen una guía esencial para restituir los derechos de los estudiantes frente a las faltas cometidas en el aula. Es por ello que, los manuales de convivencia de las instituciones educativas deben ir más allá del carácter normativo y centrarse en procesos restaurativos. Estos que, además de reparar el daño, promuevan aprendizajes significativos en quienes incurren en faltas y en la comunidad educativa en general. En este sentido, la restitución de derechos no solo implica corregir, sino también educar para construir una convivencia armoniosa y respetuosa.
Desde el pilar aprender a conocer, los manuales deben incorporar estrategias que permitan a los estudiantes comprender el impacto de sus acciones. Esto puede materializarse por medio de talleres reflexivos, análisis de casos o dinámicas grupales donde los jóvenes exploren los valores y derechos vulnerados. Por ejemplo, si un estudiante incurre en actos de discriminación, se puede realizar una actividad que lo lleve a investigar y reflexionar sobre los Derechos Humanos, la diversidad cultural y la empatía. Este enfoque no solo contribuye a la reparación del daño, sino que también fortalece la conciencia crítica y la comprensión de las normas como herramientas para la convivencia.
En relación con el pilar de aprender a hacer invita a transformar la reparación del daño en acciones concretas que promuevan la reconciliación y la responsabilidad. Un ejemplo puede ser el desarrollo de proyectos de servicio social donde los estudiantes responsables de faltas colaboren en actividades que beneficien a la comunidad educativa, como campañas contra el acoso escolar o talleres sobre respeto mutuo. Estas experiencias permiten no solo reparar el daño, sino también desarrollar habilidades sociales, emocionales y éticas que prevengan futuras transgresiones.
Finalmente, los pilares aprender a vivir juntos y aprender a ser enfatizan la importancia de los procesos restaurativos centrados en el diálogo y la construcción de relaciones respetuosas. La implementación de círculos de paz y de las mediaciones escolares, en este contexto, son herramientas importantes para restablecer la confianza y fortalecer los lazos comunitarios. Igualmente, estas actividades permiten a los jóvenes reconocer sus emociones, desarrollar empatía y asumir una identidad basada en la responsabilidad y el respeto. De este modo, la restitución de derechos no solo repara, sino que transforma, haciendo del conflicto una oportunidad para el crecimiento personal y colectivo.
