Marcial Conde Hernández

En el contexto de la educación superior, el saber pedagógico se convierte en una herramienta imprescindible para transformar la práctica docente en una experiencia significativa de formación. Aunque el conocimiento disciplinar es fundamental, no basta por sí solo para garantizar procesos de enseñanza-aprendizaje efectivos; es el saber pedagógico el que permite al docente comprender las dinámicas del aula, reconocer las necesidades de sus estudiantes y adaptar sus metodologías a contextos diversos. Este saber no se limita a técnicas o estrategias didácticas, sino que implica una reflexión crítica sobre la práctica, una actitud ética y una disposición constante al aprendizaje y la innovación. En la universidad, donde tradicionalmente ha primado la figura del experto en contenido, urge reconocer que enseñar también es un acto pedagógico que requiere formación específica. Incorporar este conocimiento fortalece la calidad educativa, favorece la inclusión y potencia el desarrollo integral del estudiantado. Así, el saber pedagógico deja de ser un accesorio y se afirma como un componente esencial para responder a los retos contemporáneos de la educación superior.